miércoles, 17 de junio de 2009

El voto rebelde


Por Camila Quargnenti y Débora Schvartz

Se puede decir que tenemos varias boletas para seleccionar en el cuarto oscuro el próximo 28 de junio (que sean variadas ya es otro asunto). Sin embargo hay partidos cuya propuesta es no votar. O votar en blanco. O impugnar el voto.

Si bien no es lo mismo ninguna de estas tres acciones, hay partidos como el PCR (Partido Comunista Revolucionario), CCC (Corriente Clasista y Combativa), entre otros, que mediante afiches que pueden observarse en toda la ciudad, o consignas como “Somos los del voto en blanco/ somos los de la abstención/ somos los del voto bronca/ para la revolución” promueven estas acciones.

Ahora bien, conviene diferenciar: no es lo mismo ni parecido ninguno de estos términos. Una cosa es no ir siquiera a votar, por el motivo que sea. Otra es votar en blanco, que se podría interpretar como que ninguno de los partidos que se postulan satisfacen los deseos del que vota. Y otra muy diferente es el voto impugnado conscientemente por el elector, que implica más rechazo y violencia, según el modo en que se lo impugne, pero de cualquier manera es un mensaje más enfático que la segunda opción.

Algunas personas opinan que está mal cualquiera de estas opciones, ya que uno tiene la obligación de ir a votar y que teniendo esa posibilidad no elegir seria una auto-censura, pero en ese sentido es necesario aclarar los términos: la obligación del ciudadano es votar. Ya el hecho de salir de su domicilio ese domingo, hacer la cola, entrar en el cuarto oscuro y elegir, es un acto democrático. Y votar en blanco o impugnar entran dentro de esas posibilidades, puesto que son votos que significan algo, necesariamente diferente a cada una de las boletas. El voto es más o menos democrático según uno vote con más conciencia y fundamento, pero esta dentro del derecho del elector hacer un voto-neutro, un voto-bronca o un voto-útil.

Ahora bien, una cosa es que sea una posibilidad para el elector y otra muy diferente es tomarlo como consigna de un partido. Uno puede sospechar que con este artilugio la fracción política puede atribuirse luego votos que no eran necesariamente para ellos. Este es un mecanismo que un sector que realmente quiere saber con claridad cuantas personas los han elegido - o que creen tener alguna posibilidad de ganar - no lo harían. Entonces, por tanto, hay que observar esta conducta con otros ojos. El objetivo del partido ya no es tanto ocupar su lugar bien definido - por pequeño que sea - sino manifestarse en contra. Rebelarse. Pelear. El objetivo es, sin dudas, y como ellos mismos lo dicen, representar el rechazo más contundente al oficialismo.

Ahora bien, se supone que uno vota lo que quiere, lo que considera necesario para el bien de todos, no lo que no quiere. Hay que ver donde esta la prioridad, si en proponer o en negar.

Si se trata de posibilidades, están en todo su derecho de representar a su partido con esta consigna, ya que, de hecho, hay gente que vota a alguien a quien repugna, pero que forma parte de determinado partido por el que el elector esta a favor y, con dicha acción, busca así tener mayoría en la cámara respectiva (voto útil). También hay otros que votan a determinado candidato tan sólo para que no gane el contrincante. Entonces esta acción - la del Voto Bronca - tranquilamente es sólo una opción más dentro de las tantas opciones no-tan-participativas con las que contamos. No porque votar no sea participar, como ya dijimos, sino porque no es votar pensando en los ideales, en las propuestas, en un bien común.

Pero ojo, si tomamos ese lema, hagámonos responsables de lo que sigue después, porque si votando 'las cosas no cambian', impugnando o votando en blanco no necesariamente nos garantiza un futuro mejor. En todo caso la elección es de cada uno.

2 comentarios:

Jurasico dijo...

La mayoria de las cosas opinables de sobre este tema ya las opine en la nota "Elecciones legislativas = Enredos", aunque la postura de los dos articulos sera diferente.

Sin embargo con este articulo me quede pensando en una de las paradojas de nuestro sistema representativo.

Votar es un Derecho y una Obligacion.

¿Porque deben obligarnos a cumplir con un derecho? ¿porque no podemos elegir si queremos votar, es decir ejercer ese derecho, o no? ¿Es que la clase dirigente temia que si se dejaba al pueblo a su libre albedrio, este no se presentaria en las urnas? ¿esta este hecho, la obligatoriedad, basado en la necesidad de satisfacer la ley que trata sobre la distribucion del presupuesto electoral? ¿o responde a otras cuestiones eticas/ecomomicas? ¿y si es asi, donde queda la importancia del voto?

Realmente da que pensar...

Creo, que si se suprimiera la obligatoriedad del voto, a pesar que se redujiera drasticamente la cantidad de votantes, tambien aumentaria en suma medida la CALIDAD del voto, ya que solo votarian quienes estan REALMENTE interesados en el destino politico y en la dirigencia del pais, tambien creo que la gente, o al menos una porcion importante, de ese modo cobraria mas conciencia de lo que supone el acto electoral y se involucraria mucho mas en la situacion politica.

Camila Q dijo...

Sabes que cuando escribia el articulo yo tambien pensaba en esta contradiccion Jura!! jaja Pero no entre en el tema porque pense que daba como para otro articulo aparte. Es decir, es tooodo un tema ese, da para habrar! Pero basicamente opino lo mismo, el voto no debe ser obligatorio...

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