El radicalismo hoy
Imagen extraída de Agencia Nova
Por Betiana González y Marcelo Bazán
Orgullosos por la tradición llena de ideales de libertad, derechos humanos, soberanía, cultura y civismo: el radicalismo empuja una vez más con fuerzas renovadas y no tanto, hacia un triunfo electoral que no sabemos si están seguros ellos mismos de lograr. Si Alem viviera creemos que no estaría muy contento al ver donde han quedado aquellos ideales soñados después de ver lo que han aportado al partido, a Córdoba y al país los partidarios contemporáneos.
Los fracasos los atribuyen en mayor medida a las alianzas políticas que han hecho durante su historia y que indefectiblemente los han perjudicado. Idas y venidas de radicales desilusionados o interesados que han saltado hacia otros jardines de opositores provinciales y nacionales debilitando así al cuerpo radical y desacreditando su integridad. Esto ha sucedido con el partido de Luis Juez en el 2007 y después cuando varios intendentes se inclinaron al kirscherismo.
Los radicales que se niegan a formar parte de una alianza con el Juecismo consideran que el hecho es mancharse nuevamente con gente corrupta y sin un programa de acción. Además proclaman que ese partido no tiene una ideología definida.
Lo que debemos resaltar de positivo de este partido es su voluntad al diálogo y al consenso. En el debate en TV por canal 10 de Córdoba, el candidato Aguad fue el que más credibilidad ha tenido; pensamos que por su claridad en las ideas, su larga trayectoria política, su pasión por la misma y el entusiasmo de ver a su partido reconstituirse de las ruinas. No está demás aclarar que los demás candidatos carecían de experiencia en el marketing político. Otro aspecto para destacar es que si bien ponen en luz los errores y falencias de los adversarios, también saben reconocer los aciertos y los puntos que comparten. Esto habla de un interés por el bien común que hace tanto bien percibir en estos tiempos que corren.
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